Cuando haces una búsqueda en san google te encontrarás las explicaciones sobre qué es el legal design (thinking), que ha venido para cambiarlo todo, la panacea que todo lo cura y que te deberías subir al carro también, pero poco se habla del Design thinking en el ejercicio profesional.
A ver, que la introducción es muy bonita, pero vengo a contarte un poco mi vida, ya que me has leído sobre ser un legal designer y como podríamos usarlo en el mundo jurídico, pero voy a ser un poco más concreta:
Design Thinking en el ejercicio profesional: Creación de servicios.
¿Cómo crear servicios si por la puerta me entran los casos que quiero? Si has asentido con esta frase te pregunto: ¿seguro?
Hace unos días Óscar Fernández León publicaba este interesantísimo artículo y cito esta frase:
“A veces no te gusta un área del derecho, pero a esta sí que le gustas tú. Entonces, sin saber cómo, acabas enamorado de la misma”
Óscar Fernández León.
Coincido al 100% con esta afirmación y con el artículo publicado por Óscar, así que paso a hacer
las preguntas que me surgieron cuando empecé a analizar mi ejercicio profesional:
- ¿Qué clase de persona atraigo? (saque datos y rasgos generales)
- ¿Cómo me han encontrado? (escribí los puntos de contacto y los clasifiqué)
- ¿Han quedado satisfechos? (encuestas por todas partes)
- ¿Es un tipo de trabajo de duración corta, media o larga? (a ver la agenda que me hice y las horas invertidas)
- ¿Ha sido rentable para mi actividad? Relacionando tiempo invertido, gastos asumidos y honorarios percibidos (Contabilidad + agenda, la agenda es más que fundamental)
- ¿Qué es lo que más han necesitado? ¿Es un caso único o bastante común que puede afectar a muchas personas?
- ¿Es escalable?
Bueno, basta de preguntas, que soy una preguntona bastante nata, cosas que tienen los facilitadores, que hacen preguntas.
Con todo esto sobre la mesa me quedó la imagen de lo que hacia, cómo lo hacia y si me salía rentable.
Lo uní a un DAFO (me encantan los DAFO, es mirarte al espejo sin complejos, en mi próximo post te explico como hacerlo y mi experiencia) y lo que salió…
Ya te digo yo que en 2018 salió un retrato muy feo.
(En palabras de millenial: Marelisa usa ataque Emprender, #salema).
Algo tenía que hacer, así empecé a ver mi propuesta de valor, ver donde estaba fallando y como revertir esa situación.
A partir de allí la libreta que siempre me acompaña se volvió un fiel reflejo de como usar el Design Thinking en el ejercicio profesional, mi Ipad estaba lleno de los análisis «lápiz» que suelo usar y, en fin, una temporada de café y mirarme al espejo para saber exactamente qué estaba haciendo.
Te recuerdo en una imagen lo que es Design Thinking:
¿Ha mejorado?
Si, ciertamente, para empezar tengo mejor filtro de clientes, porque aprecio mucho mi tranquilidad y el trabajar a gusto, aprendí a decir que no, a derivar y a que apreciaran mi trabajo.
Pero sobre todo optimicé mi trabajo en muchos ámbitos, cree una serie de herramientas que dieran sentido a los trabajos que me entraran por la puerta y un protocolo sobre como actuar con los casos que se repetían, fijándoles un precio adecuado y sabiendo las horas que solían tomarme.
Obviamente sigo mejorando, mis amigas suelen darme su opinión sobre ciertos elementos y como son buenas ideas implemento en mi práctica diaria.
Lanzar nuevos proyectos.
Analizarme a mí misma, con datos que ya existían, era un ejercicio de honestidad y análisis mucho más sencillo que decidir saltar a la piscina con un proyecto nuevo como Akme.
Saltar a un nuevo proyecto pensándolo todo yo sola tenía dos problemas:
- No tenía datos que analizar porque era mi proyecto personal.
- En mi cabeza todo sonaba maravilloso
¿Por qué esto puede ser un problema? porque a veces los árboles no te dejan ver el bosque, la práctica del Design thinking es principalmente colaborativo, contar con varios puntos de vista enriquecen el proyecto y te hace ver fácilmente los posibles problemas que presente el proyecto, sus defectos y sus fortalezas.
Así que para engendrar Akme conté con la inestimable ayuda de Sara Molina (una grande a la que quiero un montón), me hizo un Bussines Canvas alucinante, me machacó a preguntas, y al final me lancé a la piscina, porque resulta que sí podría funcionar.
Un bussines canvas es una herramienta muy visual y maravillosa para analizar proyectos. Sara me puso deberes, muchos deberes, (eso es bueno), así que abrí mi caja de herramientas de design thinking y me puse a dibujar, a escribir y le presenté mi proyecto. Y el resultado puedes verlo aquí.
De cuando en cuando vuelvo a toda esa información, escribo novedades y lo actualizo.
La conclusión: usar design thinking en el ejercicio profesional para embarcarte en nuevas aventuras puede ser un gran aliado, te da perspectiva, enfoque y un plan para no ir dando palos de ciego.
Design Thinking en el ejercicio profesional: Contratos.
No es ningún secreto, me a-lu-ci-nan los contratos, si se hacen en común y todo muy claro se transforman en un mapa que explica como será vuestra relación. Si todo se deja claro antes de empezar a andar y se hace con cabeza no tiene porque llegar a tribunales.
Y lo mejor: todo se puede negociar y hablar.
En mi práctica personal como «dibugada» (dibujante+abogada), aprovecho la libertad de forma de los contratos y complemento el documento con elementos visuales; este tendrá más o menos elementos según el cliente que tenga delante.
Pero esto es lo que veis por fuera, el resultado «final», antes he seguido un proceso que inicia preguntando quién es el destinatario del documento, continua con una serie de herramientas que he desarrollado para planificarlo al detalle y luego lo construyo.
Aquí pensaba hablar de otras cientos de cosas, pero eso es otro post que debe ser contado en otro momento.
Basta con saber que se puede utilizar para hacer contratos centrados en el usuario.
Design Thinking en el ejercicio profesional: Educación universitaria.
Casi todos mis amigos han dado algún curso en centros de enseñanza, sobre todo en Másteres Universitarios o en la facultad.
Sé de buena tinta que ser el profesor innovador es el secreto definitivo para sacarles el máximo rendimiento a los alumnos.
¿Cómo podríamos usar el Design Thinking en clase?
Primero, enseñándoles que existe, después, organizando trabajos de cocreación que no consista en hacer el típico Frankenstein, luego creando proyectos donde puedan utilizar las nuevas habilidades adquiridas.
Eso haciendo que ellos lo usen, pero si decides implementar parte de estos conocimientos, plantéate hacer vídeos explicativos, temas innovadores y curiosos pegan muy bien con los elementos visuales de los que se sirve el Design Thinking.
¿Quieres un ejemplo de alguien que me gusta mucho cuando da clases?
Mi amigo Pablo Fernandez Burgueño es un docente extraordinario y PwC se dedica a reforzar el área de NewLaw, una maravilla :D, échale un vistazo a sus múltiples redes pero sobre todo a su blog.
El P.D que ahora si estas esperando
Este post tuve que cortarlo en varios trozos, demasiada info para ponerlo en un solo sitio.
En nuestras redes de cuando en cuando sorteamos dibujos, síguenos para no perderte ninguno.