Ayer te hablaba de becarios jurídicos, no se hicieron esperar los mensajes, comentarios y preguntas, así que hoy voy a dar un par de pinceladas sobre atracción y retención del talento.
Porque sí, los despacho tienen trabajo por hacer.
Bastante.
En ese sentido.
Una millenial en el mundo laboral.
Para que entiendas por donde voy, utilizaré una de las características más trilladas de los últimos tiempos.
Soy millenial.
Nací en 1990.
Y si nosotros ya somos tratados como «especiales» que no saben por donde cogernos, como vendernos cosas o como retenernos en trabajos.
Espérate a conocer a los que vienen después.
A los que han bebido de nuestros memes, de nuestros chistes horrorosos, de nuestros vines, tuentis, myspace y msn.
De nuestra depresión y desengaño porque no somos tan maravillosos o especiales.
De nuestra resolución por arreglar nuestra cabeza e ir al psicólogo porque hay que tomar medidas al respecto, porque vivir en depresión, ansiedad o constante preocupación, no es forma de vivir y tengo que hacer algo.
Espérate a conocer a las siguientes generaciones en el mundo laboral.
Si creías que tenías problemas con los millenials alguna sorpresa de más te vas a encontrar.
Es cierto que muchos millenials han entrado más en le juego de siempre el «de trabaja mucho y esfuérzate».
En ese punto de «me quedo porque tengo facturas que pagar», «me quedo, porque hay tan pocas oportunidades que todo va mal».
Pero eso no es atracción del talento.
Que no te equivoques, talento hay mucho y muy bueno, pero infravalorado y supeditado al amiguismo y clientelismo de esta nuestra maravillosa sociedad.
Eso de «me quedo porque no hay de otra» es un conformismo que en cierto momento «peta» en nuestro interior.
Terminamos súper rayados, hablándolo con un café o una cerveza sobre la mesa.
Y, simplemente un día, Voilá, confiaré en la vida que para eso tengo talento y soy especial, y conseguí trabajo.
Sé que es otro trabajo basura, temporal, precario y triste.
Pero cambio de aires, veo otras cosas, otras personas, y ya llegaré a mis aspiraciones.
Ya llegaré, porque no me rindo.
Ni me rendiré.
La atracción y retención del talento o como usar palabras horrendas para algo bonito.
Pocos de mis amigos trabajan en algo que les gusta.
Casi todos somos dibujantes, muchos de ellos hacen el trabajo que les paga las facturas y por las noches trabajan en lo que les llena.
Y aquí está el truco.
Es simple, sincero, tan básico que dices «jope, pues tampoco era tan difícil».
Llenar.
El truco está en llenar con algo, en sentirse realizado con algo, en sentir que estoy haciendo algo que signifique algo para otra persona.
Y, sobre todo para mi persona.
Retención del talento.
¿De qué me sirve tener la misma rutina donde solo vivo para trabajar en lugar de trabajar para vivir?
¿De qué me sirve hacer siempre las mismas cosas si la vida es corta y estoy llegando casi a la mitad de mi vida y no he hecho nada?
¿Te das cuenta de que me estas «reteniendo»?
No me quieres dejar marchar, pero es que lo que me das para que no me vaya no me satisface, ni me llena, ni me hace feliz, ni me alegra.
¿Es solo dinero que me da para sobrevivir?
Pues hombre, muchas gracias, pero así no se queda nadie en ningún sitio.
Hablar de «retener» talento es una forma horrorosa de referirse a las personas talentosas con las que quieres trabajar y quieres que se involucren en tu empresa.
Debería ser bonito poder decir, tenemos un equipo que lo vale todo.
He trabajado con personas que lo valen todo, y trabajaré con esas personas que iluminan mis días como cuando sale el sol.
Me quedo con esas personas que hacen un buen equipo y con el que se puede hablar y contar.
No hace falta que me retengas. Ya me quedo yo.
¿Pero cómo conseguir hacer eso?
Algo más que dinero
Entonces llega la de siempre «las cosas están mal, no puedo pagarte tanto» y el circulo vicioso de siempre. Ese que a veces se comenta: ser mileurista es sacarse el chollazo del siglo y madre mía si cobras 1.500€ es que lo has reventado.
Ya, claro… En la cabeza de alguien funcionará, pero luego algo hará click y ya no será para tanto ser mileurista.
Es curioso, pero un factor común en todos mis amigos y conocidos es que quieren «tiempo».
Tiempo para hacer ejercicio, tiempo para leer, para pasear con su perro, para ir al cine, para dibujar, tiempo para desconectar.
Quiero tiempo para poder decir que hay algo más allá de calentar una silla y sentirme atrapado.
Quiero tiempo para aprender, para experimentar y sentirme realizado.
Así que la jugada es simple:
Si no me vas a pagar bien, si no me vas a felicitar por un trabajo bien hecho, si no me vas a apreciar aunque me malvenda y yo lo sepa.
Si me vas a decir «es lo que tenías que hacer» «es que es tu trabajo».
Pues dame tiempo.
Tiempo para vivir.
Ni más, ni menos.
Atracción y retención del talento en despachos de abogados.
Una historia antes
Sería poco elegante contarte las cientos de historias que conozco, así que te contaré esta historia de mi vida.
Una vez trabajé en un despacho, la cosa iba bien cuando estaba a media jornada por la mañana, ganaba cacahuetes porque me habían prometido aprender.
No aprendí nada, no te voy a mentir.
Pero tenía tiempo, iba de 9 a 13 y a veces me quedaba hasta las 14 porque así juntaba varias horas y faltaba una mañana entera para dedicarla a mis recados.
Lo que me hizo quedarme mucho más tiempo del que pensaba es que me podía arreglar las jornadas.
El encanto se acabó cuando me dijeron me gusta tu trabajo «hacemos jornada completa».
No me malinterpretes, mi pareja te puede decir lo workaholic que soy, te puede decir Bárbara la de veces que me ha dicho «para que llevas 12 horas y no se te apagan las baterías».
O este amigo del que te hablo de cuando en cuando que soy «agotadora» porque es la 1 de la madrugada de pleno julio y le estoy machacando con un informe que estoy haciendo y del que estoy enamorada.
Lo que hizo que se rompiera el amor era el hecho de estar siempre en el mismo sitio, sola, sin trabajo que me llenase, sin posibilidad de hacer todas esas miles de cosas que suelo hacer y que me hacen sentir realizada.
El aumento de salario no estuvo mal, pero fue ver escurrirse entre mis manos mi área de especialidad, porque el despacho era de otra especialidad, que no estaba mal, pero no es para mi.
Lo que pasa en un despacho de abogados.
Un despacho de abogados exige muchas horas porque es un trabajo exigente, eso lo sabemos todos.
Pero también es un lugar ideal para que las personas se arreglen como quieran, que puedan hacer jornadas en casa, que puedan arreglarse de tal manera que puedan atender deberes familiares.
Es una profesión liberal que debería permitirte ser libre.
Y nos empeñamos en hacerla rígida y dura.
Nos empeñamos en echar más horas que el sol en un despacho, en poner una presión excesiva en los abogados y volverlos hombres y mujeres grises.
Ese tipo de personas que solo te pueden hablar del trabajo porque es lo que rige sus vidas.
Hay algún rebelde que aún mantiene el
Y aún así pretendemos hacer una buena atracción y retención del talento.
Como realizar una buena atracción y retención del talento: cuestión de confianza.
Al final todo se basa en la confianza que estableces con tu equipo, si sale rodado, ya lo tienes, para los que necesiten más detalles, aquí las preguntas frecuentes que contesto:
¿Cómo sabré que están trabajando si no los puedo ver?
Pues muy sencillo, porque el trabajo sale y se cumple.
¿Qué hago si ese retrasa el trabajo?
Pues muy sencillo, o le marcas un limite o buscas una persona que de verdad está en tu misma onda.
¿Qué hago si no me cogen el teléfono?
Para empezar ver si es horario comercial y si no estás en su momento de descanso, imagínate que le escribes un domingo a las 16, pues a lo mejor está con su familia en la típica paella de domingo.
Para continuar, espera su llamada de vuelta, si todo va bien te llamará en cuanto pueda y te dirá el porqué, si no lo hace, envía un email con la cuestión.
Seguro que te llama o te responde ASAP.
¿Qué pasa si hay una barrera de comunicación?
Si hay barrera de comunicación (el único peligro real de trabajar con equipos así) busca a otra persona, le marcas un período de prueba y el onboarding no es una situación de mimo y cuidado, sino la situación real de como va la empresa.
La conclusión de la atracción y retención de clientes:
Ofrece unas buenas condiciones, escucha a tu equipo, sus necesidades, haz un buen filtro para saber que trabajas con personas que coinciden en tu forma de ver la vida y seguro que tendrás un buen equipo en un pis pas.
Cambia el chip, no tengas miedo a que se vayan, no te obsesiones con retener, crea ese espacio donde la gente quiere quedarse y si se quiere ir, déjales marchar.
No hay nada más incómodo que estar en un sitio donde no quieres estar y no hay nada peor que trabajar con alguien que se desconecta del trabajo y al que tienes que perseguir.
P.D la culpa es de los recursos humanos y el legal design.
Fiu! muchas palabras muchas ideas, pero es algo que tengo bastante machacado.
Sucede que la alta rotación de personal es algo que se puede analizar y estudiar con Design Thinking, hemos tenido alguna sesión que analice explique y proponga mejoras en este sentido, en especial en despachos.
A esto se conjunta que tuvimos que hablar con muchos recursos humanos para tratar el tema de la atracción y retención del talento.
Te he contado la historia de manera casi casual, y con historias, es la mejor forma de hacerlo.
Si en tu despacho pasan cositas así siempre puedes escribirnos a hola@akme.es y te ayudamos a crear esa empresa donde todo el mundo quiere trabajar y ser feliz.