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Legal Design Thinking: Todo lo que debes saber para aplicarlo en el ámbito de la abogacía.

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El design thinking es una técnica que busca mejorar la justicia poniendo al usuario en el centro. Mediante este enfoque, se emplean tácticas innovadoras y creativas para resolver sus problemas.Se trata de aplicar un mindset diferente al que acostumbramos a utilizar en el mundo jurídico e intentar mejorar las metodologías “de toda la vida” con poco más que nuestro ingenio y el sentido común. Un objetivo muy loable por el que tanto yo como muchos otros compañeros, trabajamos dándolo todo día tras día.Si quieres saberlo todo sobre el Legal Design Thinking y descubrir cómo aplicarlo a tu actividad profesional, siéntate que te lo cuento.

¿Qué es el Legal Design Thinking? La técnica para innovadores compulsivos.

En algunas ocasiones, tanto colegas de profesión como curiosos sin relación con el sector, me han preguntado con cierto escepticismo “qué es eso del legal design y qué hace un legal designer”.

Esa clase de preguntas, lejos de ofenderme, hacen que mis ojos brillen como los de un niño en la mañana de Navidad. Porque para mí, compartir con otros la pasión por lo que hago es todo un regalo.

Como comentábamos antes, el Legal Design emplea la creatividad y el pensamiento racional para mejorar procesos y solucionar problemas.

Su funcionamiento dentro del ámbito jurídico podría compararse con un videojuego

En la fase inicial todos empezamos por el tutorial, un entorno básico y sin apenas mecánicas activas en el que vamos descubriendo quiénes somos y cuáles son las características del medio en el que nos movemos.

A medida que avanzamos como empresa, comenzamos a pensar “¿Y si personalizamos un poco nuestro avatar?. Cambios muy superficiales, que añaden algo de color y forma, pero que hacen este juego más agradable al jugar.

Con el tiempo, terminamos descubriendo que esto no era una mera cuestión de estética y que ciertas mecánicas como la observación, el análisis y la definición de procesos, mejoran enormemente nuestro funcionamiento como empresa.

Entonces, en este “videojuego” en el que hemos convertido a la empresa, se desbloquea la habilidad definitiva: dar un mayor sentido a los servicios que ofrece a sus clientes aplicando la metodología surgida de su propia progresión y desarrollo.

Al ver que eso funciona, la empresa decide avanzar un poco más y expandir el mercado ofreciendo nuevos productos y servicios usando ese mismo proceso.

Comienza a investigar el mercado, observa a los actores que se mueven en él y empieza a medir y a analizar sus propuestas, mejorando progresivamente a medida que dispone de nueva información.

Sin darse cuenta, el Legal Design se ha convertido en el núcleo de su estrategia. Observar, medir, adaptarse y mantener una mentalidad abierta a la mejora constante, permite a esta empresa jugar en modo experto, en el cual diseño no es un simple extra, sino su principal sistema de progresión.

Los que aplicamos este método vivimos siempre alerta, observando atentamente y buscando absorber toda la información posible, con una pregunta presente de forma casi constante en nuestras mentes: ¿Qué pasaría si…?

Y antes de terminar de verbalizar esta cuestión, nos sorprendemos a nosotros mismos testeando en busca de la respuesta.

design thinking ladder

Ahora que sabes esto, ¿en qué punto crees que estás?

Más de una vez me han dicho que suena a flipada lo de estar siempre atenta a mi alrededor o que la libreta se convierta en una extensión de mi cuerpo, siempre disponible para anotar mis impresiones.

Pero creo sinceramente que no hay nada más humano que observar y tener intención de mejorar nuestro mundo, analizando y comprendiendo para seguir avanzando.

Un ejemplo que suelo utilizar para exponer la utilidad del Legal Design a los más escépticos, son los patrones de contratos que compartí allá por 2020, tras un año de exhaustiva observación y muchos contratos realizados. La mejora de la percepción y la aceptación de mis clientes no hizo más que demostrar la utilidad de esta técnica.

 

Legal Design Thinking en el mundo jurídico. ¿Cómo aplicarlo?

Supongamos que tú, querido lector, eres abogado. Vamos a suponer, también, que estás interesado en el mundo del Legal Design Thinking y no tienes claro si eso de ser Legal Designer es para ti.

Para dejar las dudas a un lado, lo primero que tienes que hacer es conocer su proceso para darte cuenta de que, en efecto, tú también puedes aplicarlo en el mundo jurídico.

Yo te cuento cómo:

  • Paso 1: Observar
    Observar y analizar es el principal trabajo de un Legal Designer. Analizar y anotar todos los inputs que tenga a su alcance para encontrar puntos de mejora. Entonces, ¿qué conclusiones podemos sacar de observar el mundo jurídico?
    Yo misma quise encontrar la respuesta a esa pregunta y me lancé a hacer un ejercicio para saber cómo las personas de mi entorno perciben la justicia, los abogados, fiscales, notarios y procuradores.
    Al principio me encontré con una pequeña barrera porque muchos de ellos se sentían mal diciéndole en la cara a una abogada que, en general, no entendían el mundo jurídico. Lo percibían como un sector rígido, plagado de burocracia, lejano y sobre todo “viejuno”.
    ¿Qué conclusiones pude sacar de este ejercicio?
    Que tenemos grandes problemas a la hora de acercarnos al cliente. Y no porque no lo hagamos bien, si no porque no conocen los entresijos del sector ni ven todo nuestro valor.
    En la mayoría de casos, los clientes nos ven como un mal necesario. Acuden a nosotros porque no les queda otra, ya que no aprecian o desconocen las bondades del derecho preventivo. Esto los suele dejar desamparados, esperando que un problema les explote en la cara para ponerle solución, en lugar de tratar de desactivar la cuenta atrás de esa bomba de relojería que tienen entre manos.

 

  • Paso 2: Proponer
    Una vez detectadas las líneas generales de un problema, es el momento de elegir qué quieres cambiar.
    Para hacerlo es necesario enfocarse en un aspecto en concreto, definirlo e investigarlo recolectando datos, haciendo encuestas, lluvias de ideas. Durante este proceso, es necesario ir clasificando y ordenando toda la información para poder analizarla y sacar conclusiones sin que nada se pierda por culpa de un post-it con poco pegamento.
    Ahora que ya tienes todo listo, es el momento de hacer propuestas para solucionar ese problema que queremos abordar. Pero no te quedes con las dos primeras que se te ocurran. Han de ser las máximas posibles.
    Y te lo digo porque a mí misma me ha pasado.
    En una ocasión habíamos llegado a una conclusión que creíamos que era LA CONCLUSIÓN. Spoiler: no lo era. Sin embargo, revisando todas las propuestas que habíamos planteado, pudimos rescatar dos elementos que nos gustaban. Estos fueron la clave, ya que nos sirvieron para obtener la inspiración que nos llevaría al prototipo que mejor resolvería la cuestión.

 

  • Paso 3: Evaluar
    ¿Es esta la respuesta correcta? ¿Es esta la solución al problema? Son preguntas que en realidad ni fú ni fá. Las cuestiones que deberías hacerte para obtener información útil son más tipo:
    ¿Ha funcionado?
    ¿Qué resultados hemos obtenido?
    ¿Se puede mejorar?
    ¿Qué es lo que más nos ha gustado? ¿y lo que menos?
    ¿Han surgido nuevas ideas a partir de esta solución?
    Una vez hecho el trabajo debemos observar si ha resuelto el problema y qué otras cuestiones han surgido en este proceso. Porque la innovación continua es como una rueda de hámster que nunca para, que nos mantiene frescos y funcionando.

 

La pregunta del millón: ¿Es rentable aplicar el Legal Design Thinking?

Innovar el sector legal es otra forma de decir que mejoras tus servicios porque has sabido automatizar, enfocarte en el cliente que te va a contratar y que tienes el expertise suficiente como para haber pulido los procesos de trabajo.

Habrás ganado tiempo y por lo tanto, rentabilidad.

 

Crear servicios profesionales a través del Legal Design.

Con una simple búsqueda de Google, te darás cuenta de que hay mil explicaciones sobre lo que es el Legal Design, que ha llegado para cambiarlo todo y que cualquiera en su sano juicio se subiría al carro. Pero poco (o nada) se habla del Design Thinking en el ejercicio profesional.

La cuestión más importante para alguien que busque aplicar esta herramienta en su profesión es:

¿Cómo puedo crear servicios si ya tengo el tipo de casos que yo quiero?

A lo que yo te pregunto, ¿estás seguro de eso?

En un interesante artículo publicado por Óscar Fernández León hay una frase con la que seguro que te puedes identificar como profesional:
“A veces no te gusta un área del derecho, pero a esta sí que le gustas tú. Entonces, sin saber cómo, acabas enamorado de la misma”.

En muchas ocasiones nos encontramos en una especialización profesional a la que hemos llegado por pura inercia.

Cuando yo comencé a analizar mi ejercicio profesional, tuve que hacerme muchas preguntas:

  • ¿Qué clase de cliente llega a mi despacho?: me sirvió para sacar datos y rasgos generales del perfil de cliente.
  • ¿Cómo me encuentran?: con esto podemos definir y clasificar los puntos de contacto.
  • ¿Han quedado satisfechos?: mediante encuestas pude evaluar este aspecto.
  • ¿Hablamos de trabajos de duración corta, media o larga?: llevar una agenda y registro de las horas invertidas permite identificar mejor este aspecto.
  • ¿Ha sido rentable para mi actividad?: si relacionamos el tiempo invertido, los gastos y los honorarios percibidos, tendremos la respuesta.
  • ¿Cuál es el servicio que más me han solicitado? ¿Es un caso particular o se trata de algo más común que puede afectar a otras personas de la misma manera?
  • ¿Es escalable?

Con toda esta información sobre la mesa, he podido hacerme una idea de lo que hago, cómo lo hago y qué rentabilidad obtengo de mis servicios.

Estos datos, junto con un análisis DAFO me permitieron obtener la imagen general de mi actividad profesional.

Lo que obtuve allá por 2018 fue un retrato que no me gustaba lo más mínimo, así que tocó analizar mi propuesta de valor, ver en qué fallaba y tratar de revertir la situación.
A partir de aquí la libreta que siempre me acompaña se volvió una extensión más de mi cuerpo, siempre repleta de análisis y reflexiones de esas que hacemos en el Design Thinking. Este proceso tan simple en apariencia, me ha permitido definir en qué ramas de la profesión quería centrar mi enfoque, como ha sido el caso del sector de los derechos de autor.

Te recuerdo en una imagen lo que es Design Thinking:

design thinking

Del caos al orden. Una gran cantidad de datos pueden depurarse para sacarles valor.

¿El Legal Design Thinking me ha ayudado a mejorar como profesional?

La respuesta es un rotundo sí.
Al aplicar esta herramienta filtro mejor a los clientes, porque valoro mucho mi tranquilidad y trabajar a gusto.
Toda la información recopilada me ha permitido aprender a decir que no, a derivar casos a otros compañeros y a quedarme con los clientes con los que conecto y que aprecian mi trabajo.

Y otro de los cambios que he experimentado ha sido la optimización de mi trabajo en diferentes aspectos.
Desarrollé unas herramientas que han dado sentido a cada caso que entra por la puerta y un protocolo sobre cómo actuar con casos recurrentes, fijando un precio adecuado al saber la media de horas que suelen llevarme.

Pero el trabajo no se acaba aquí. Hay que tener una mentalidad abierta a la mejora continua, por lo que siempre estoy dispuesta a recibir opiniones constructivas que me ayuden a mejorar en mi día a día como profesional.

¿Cómo puede ayudar el Legal Design a lanzar nuevos proyectos?

Analizar el trabajo propio con datos existentes es un ejercicio de honestidad mucho más liviano que saltar a la piscina con un proyecto nuevo como lo fue AKME.
Esta situación presentaba otro tipo de problemas: sin datos que analizar, en mi cabeza todo sonaba de maravilla.

Esto, que para muchos puede no suponer un problema, es un gran obstáculo a la hora de aplicar el Legal Design Thinking.
Al ser una práctica principalmente colaborativa, contar con varios puntos de vista es fundamental para enriquecer el proyecto y ver fácilmente sus problemas, defectos y fortalezas.

En mi caso, pude contar con la inestimable ayuda de Sara Molina para engendrar AKME. Ella, que es una profesional a la que admiro un montón, me ayudó a elaborar un business canvas para analizar mi proyecto y a cuestionarme todo lo necesario antes de lanzarme a la piscina. Sara también me enseñó a sacar partido a mis herramientas de design thinking para dar forma y presentar mi proyecto, lo que nos ha llevado a donde estamos hoy.

Como conclusión, podemos afirmar que utilizar el design thinking en el ejercicio profesional antes de embarcarte en una nueva aventura es todo un salvavidas. Te da perspectiva, enfoque, y un plan para evitar verte chapoteando en un mar de dudas.

Design Thinking en el ejercicio profesional: Contratos.

Una de las cosas que más me gusta hacer en mi trabajo son los contratos.
Son documentos que, si se hacen bien, se transforman en un mapa que explica cómo será la relación entre dos partes evitando, en muchos casos, futuras visitas a los tribunales.
Y lo mejor de todo es que siempre se pueden negociar sus condiciones mediante el diálogo.

En mi trabajo como “dibugada” (dibujante+abogada), saco partido a la libertad de forma de los contratos, complementando cada documento con elementos visuales adaptados al cliente en cuestión.
Para llegar a estos procedimientos de trabajo, antes he atravesado un proceso de cuestiones sobre el destinatario, las herramientas para planificación de proyectos y finalmente su creación.

Por lo tanto una vez más, el legal design thinking muestra su capacidad como “navaja suiza”, probando que es una herramienta útil para todo, incluso para crear contratos centrados en el usuario.

 

legal design thinking contratos

 

Herramientas para Legal Design Thinking en el ámbito del derecho.

Innovar es tan barato como el lápiz, el papel o tu agenda de contactos. Siendo abogado seguro que cuentas con esas tres cosas, así que ahora sólo te falta saber cómo usarlas como herramientas para aplicar el Legal Design.

Uno de los consejos que suelo dar a todos los que quieran aplicar esta técnica es el siguiente:

Lleva siempre una libreta y anota ideas e impresiones, no te quedes solo en lo legal, analiza la paquetería, la entrega de bienes y servicios, como trabajan tus compis, y anota lo que no te gustó, lo que si, lo que te encantó y lo que te enamoró.
Cuando te des cuenta estarás analizando todo y tendrás una buena biblioteca visual.

El principal pilar sobre el que se asienta esta técnica es la imaginación, que junto con el pensamiento crítico y el análisis forman el combo perfecto.

Una buena forma de canalizar la creatividad es a través de “canvas” o procedimientos estandarizados, diseñados para ir respondiendo preguntas frecuentes.

Uno de los canvas sin los que en AKME no podríamos vivir es el de “¿Cómo podríamos…?. Para que tengas un ejemplo claro y puedas aterrizar del todo en este concepto, te lo dejamos a continuación.

canvas legal design thinking

Como podrás comprobar es una de muchas herramientas muy sencilla, cuya función es definir el problema a través de realizar preguntas.

¿Cómo aplicar la creatividad en nuestro sector?. El brainstorming silencioso

Pongámonos en el supuesto de que estamos buscando una solución para el área de procesal: poniéndonos en el lugar del cliente, podemos ver que no entiende los largos silencios sin noticias, entonces pasamos a hacernos las siguientes preguntas:

  • ¿Cómo podríamos hacer que los clientes entiendan mejor el proceso judicial?
  • ¿Cómo podríamos mantenerlos al tanto aunque no tengamos novedades?
  • ¿Cómo podríamos calmar su angustia cuando nos movemos en plazos muy extensos?

Estas y otras muchas preguntas requieren de respuestas que obtendremos usando otra de nuestras técnicas favoritas: el brainstorming silencioso.

Durante los procesos de Brain Storming es habitual que coincidan varios tipos de perfiles, algunos más introvertidos, otros más retraídos…Algunas veces se generan buenas dinámicas entre ellos y participa la mayoría, pero siempre hay quienes por una razón u otra no dicen nada.

Esto no es negativo, es simplemente un hecho a tener en cuenta. En un grupo de personas aportando ideas, siempre habrá quien se quede en silencio mientras en su cabeza toman forma nuevos conceptos, porque ese es su proceso. La forma de evitar estas situaciones es el Brain Storming silencioso.

Consiste en entregar a cada participante un paquete de notas adhesivas (post-it) y definir un periodo de tiempo (5/10 minutos, dependiendo de la sesión) para escribir todas las preguntas que se les ocurra. Estas serán totalmente anónimas.

De esta forma todo el mundo participa al no ser necesario exponer las ideas al grupo, lo que elimina esa barrera que muchos se auto imponen al pensar que la suya es una tontería.

Pero hay algo que no puede faltar nunca en cualquier brainstorming. La regla de oro: todas las ideas son válidas.

Porque no hay ideas buenas, malas, tontas o útiles. Solo hay ideas.

Al terminar el tiempo de esta fase, el facilitador leerá las ideas que ha recopilado para contestar al “cómo podríamos” y las ubicará debajo de la pregunta qué buscan responder.

Como puedes ver, el Legal Designer tiene una gran cantidad de herramientas en su propia mesa con las que puede trabajar la innovación. Sólo es cuestión de lanzarse a la piscina.

Y no olvides nunca que cumplir el canvas no te garantiza innovar. Es más una cuestión de exprimir las ideas y pensar fuera de la caja.

 

Transparencia, datos y procesos con legal design.

Hablemos de transparencia, una cualidad indispensable que se está perdiendo últimamente.

Es un término demasiado utilizado, incluso trillado por lo mucho que se utiliza al pedir “leyes transparentes”, “procesos transparentes”, “información transparente”…

Puede que te llame la atención, pero cuando surgió esa corriente lo primero que se me vino a la cabeza eran las clases de biología, física y química. Así es, mi mente se trasladó a la ESO, a aquellas aulas en las que hablábamos de las cualidades de los objetos.

Y pensé que la transparencia significa “dejar pasar la luz”.

Ahora, viéndolo desde una perspectiva más adulta me pregunto, ¿qué es ser transparente?

En mi opinión, el término “transparente” se utiliza para condensar cualidades cuando buscas ser:

  • Claro
  • Comprensible
  • Sin ambigüedad

Para comprender mejor cómo afecta este concepto a nuestro día a día, te voy a contar una historia.

Hoy he tenido que hacer gestiones en el banco. Nada demasiado complejo que no tenga que hacer cualquier otro mortal.

Pues parece que en esta ocasión, ser abogada ha supuesto una ventaja. Y no tendría que ser así.

En el momento de hacer efectivo el trámite, el trabajador del banco me dice que firme en la pantalla, ofreciéndomela tras haberle dado él un ligero golpecito (ojo aquí).

Entonces le digo: perdona, ¿y el contrato?

Y me dice: el contrato solo sale cuando se firma.

A lo cual yo le contesto que no voy a firmar nada sin leerlo antes y él, tras pensar unos segundos me dice: “Ah claro, es que eres abogada. Te gustará leerlo todo.”

Después gira su pantalla y me percato de que el golpecito previo que le da antes de cedérmela, es para saltarse la cláusula de protección de datos. Así que tuvimos otra conversación parecida.

Le dije que tenía que ver la información de la primera capa o no iba a haber firma. Y ahí dejó de darle el golpecito a la pantalla.

En este caso, en el que la tan mencionada transparencia brilla por su ausencia, parece que la toga sirve para tener más derechos que el resto de los mortales, porque claro, “conoce el derecho”.

Todos deberíamos de (además de poder entender lo que se firma y se contrata) tener el derecho a que no nos traten como niños a los que se les da órdenes sin acompañarlas de una explicación porque “es que hay que firmar aquí porque si no es un rollo y tengo mucho trabajo”.

Esto no aplica únicamente a los bancos. Cualquier sistema en el que el proceso haga que el usuario se sienta en una desventaja clara, es susceptible de pecar de lo mismo por no aportar el tiempo o el conocimiento suficiente para revertir este obstáculo.

Si la necesidad y el deseo de compra existen, no te hace falta empujar para conseguirlos. Porque intentar imponer algo que te interesa a ti, a alguien al que no le interesa, sólo va a lograr perpetuar una percepción negativa de tu servicio por parte del usuario.

Porque, ¿qué necesidad tenemos de saltarnos pasos y explicaciones si no tienes nada que ocultar?

En esta vida solo hay una forma de hacer que las personas hagan algo: hacer que quieran hacerlo.

¿Que en el proceso de compra, no muestras documentos, das información, dices las cosas con fastidio, pereza o dejadez?

En ese caso debería revisarse, porque sólo se consigue que el proceso sea de todo menos claro, definido o comprensible.

De hecho, has generado una enorme desconfianza entre prisas, medias verdades y letras pequeñas que hacen que el usuario se sienta en la más absoluta oscuridad.

Las consecuencias de la falta de transparencia en términos de legal design:

Es necesario aplicar una comunicación clara y realizar un análisis del cliente. De lo contrario, sentirás las consecuencias en tu actividad profesional.

Verás que hay procesos que fallan de forma recurrente y si realizas un customer journey te encontrarás con conclusiones muy interesantes aunque poco sorprendentes: tendrás un cero patatero.

Pero no te preocupes. Lo importante es aprender de los errores y el Legal Design Thinking es una técnica perfecta para lograrlo y, de paso, cambiar el mundo tal y como lo conocemos.

Puede sonar rimbombante, pretencioso, a humo, a locura. No te lo niego.

Pero lo que sí es seguro es que aplicando esta metodología y sistema de lenguaje claro tanto en mi día a día como en mi trabajo he logrado algo: ser transparente, que pase la luz.

Quiero que mis clientes estén informados gracias a una comunicación que no dé espacio a las dudas y que les permita decir “acepto” con seguridad. Sólo podemos llegar a esto cuando ambas partes tienen totalmente claros los términos de la relación, gracias a haber comunicado eficientemente cómo será el camino que vamos a recorrer juntos.

El Legal Design es una herramienta esencial para comunicar efectivamente, ya sea con tus propios empleados o con tus clientes, para las buenas noticias e incluso para los tiempos de crisis.

 

transparencia visual thinking

 

Cómo sacar partido al Legal Design como abogado.

Una cosa que les suele pasar a muchas personas es que hacen un curso de Legan Design y después se encuentran muy emocionados pero con una duda: ¿y ahora qué? ¿Cómo puedo sacar partido al Legal Design Thinking en mi campo?

Es algo muy habitual. Cuando estás en el curso, estás muy motivado porque estás aprendiendo, estás con los compañeros, todos en la misma onda, casi siempre haciendo la ola. Y la verdad es que aprender a hacer Design Thinking es muy divertido. Pero el problema viene luego.

Sacar partido al legal design a veces parece una tarea rara ¿Por dónde empiezo? ¿Qué hago? ¿Cómo implemento estos conocimientos?

Muchos de los compañeros con los que hice el curso son abogados y han terminado usado el legal design thinking para… ¿nada?. Esto es por un problema muy común: salir del bloqueo de dar el primer paso ha podido con ellos.

¿Cómo superarlo? Abordando cada pregunta y buscando respuestas.

Lo primero: ¿Por dónde empiezo?

Yo suelo decir que por un exhaustivo análisis de uno mismo.

Cuando haces un curso de Legal Design Thinking, tienes muchas herramientas para darle sentido a tus procesos y revisar tus servicios (service design). Ese análisis puede ayudarte a ahorrar tiempo. Algo que suena de maravilla ¿verdad?

También te sirve para conocer a tu cliente ideal, para poder empatizar con él y, por qué no, atraerlo mejor. Si complementas este aprendizaje con algo de copywriting puedes llegar a petarlo en cuanto a captación de clientes.

Otra duda recurrente: ¿Cómo sacar partido al legal design DE VERDAD?

El análisis de uno mismo es la primera parte, pero una vez entiendes el desarrollo del servicio, el desarrollo de contratos, el desarrollo de…¡Lo que sea! Ahí es cuando puedes hablar con tu cliente aportando mucho más valor, porque no te quedarás en ese punto técnico jurídico y le hablarás de tú a tú.

No lo olvides: Un legal designer es un innovador compulsivo.

Y como innovador compulsivo, cuando tu cliente te diga sus planes, podrás crearlos junto a él y darle alternativas cuando se encuentre con una pared jurídica.

Poder hablar con alguien que sabe de nuestro ordenamiento jurídico, pero, además, es un creador, un innovador, no tiene precio.

Entonces tú podrás subir los precios y dedicarte a los clientes que quieras. Lo digo muy en serio. A los que quieras.

Costará al principio, como todo, porque debes mostrar que lo que tú haces no tiene comparación con lo que hacen los demás. Tendrás que hacer visible esa diferencia que aportas, y nadie mejor que tú para mostrarlo.

En mi caso, aplicando estas técnicas consigo dedicarme única y exclusivamente a un perfil de cliente que encaja con mis valores. Así me he ahorrado invertir tiempo en otros que ya se veían un poco rana.

Además me siento bastante más realizada, profesionalmente hablando. Gracias al alto nivel técnico, a la especialización y porque conectamos tan bien con el cliente que el trabajo es muy ameno. Esto se traduce en un montón de cumplidos y mensajes positivos en cada entrega.

Desde un «me gusta», a un «me encanta», desde un «es tan maravilloso hablar contigo» hasta un «cómo me alegra haberte encontrado».

Y cuando me dicen todo esto, sólo quiero compartirlo contigo para que sepas que puedes experimentar lo mismo y que ahí fuera están esos casos que te harán sentir realizado y esos clientes que estarán encantados contigo.

Sólo recuerda: si te encuentras con una puerta cerrada, abre ventanas.

 

legal design thinking resiliencia

 

La función de los dibujos en el Legal Design

Los elementos visuales en los textos legales son de gran ayuda, pero siempre han de cumplir una función.
Añadir dibujos únicamente por su valor estético no es Legal Design, si no simplemente hacer que un texto se vea bonito.

El principal objetivo del Legal Design Thinking en el sector jurídico es poner al usuario en el centro, proporcionar servicios útiles y crear procedimientos internos que nos aporten mayor eficiencia.

Los dibujos son otra herramienta más de esta disciplina, pero como todas, deben tener una utilidad.

Dibujar con metodología: un vistazo al Visual Thinking

Los dibujos y diferentes elementos visuales son de gran utilidad a la hora de representar pensamientos y organizar información. Esta metodología se llama Visual Thinking y el referente Dan Roam, establece el proceso de su implementación en cuatro fases:

  • Mirar
  • Ver lo relevante
  • Imaginar manipulando conceptos
  • Mostrar los descubrimientos a otras personas

De esta forma, podemos servirnos de esta metodología con un gran enfoque comunicativo. el palabras de Fryear & Corbit, “las imágenes crean lugares comunes y proporcionan metáforas del cambio para ayudar a las personas a moverse en una dirección compartida.”

La capacidad que tienen las imágenes no se debe infravalorar jamás, ya que son grandes elementos para construir caminos hacia el cambio.

La fuerza que tienen el uso de imágenes es tal, que puede llegar a construir un camino para el cambio.

Lo que debemos entender es que no debemos utilizar los dibujos porque sí, sino que cada uno debe cumplir una función y estar ahí por un motivo razonado, como elemento para que el mensaje se transmita de forma más efectiva.

 

Visual-thinking

 

Crítica al Legal Design: aportando algo de realismo.

Tras dos años llevando a cabo mi práctica profesional con esta metodología, realizando muchos proyectos de contratos y servicios, es el momento de compartir mis aportaciones. Una crítica sincera hacia esta técnica que tanto aporta y cuyas capacidades son prácticamente infinitas.

Pese a esto, siempre hay que tener en cuenta que todavía estamos en una fase de “enamoramiento” por la metodología pero, ¿cuántas veces hemos agradecido tener a ese amigo que nos decía “para el carro que vas muy rápido”?

Hoy, mi papel es el de ese amigo. Así que allá vamos.

 

Crítica 1: Usarlo de gancho y no practicarlo.

Pasa con todos los conceptos de moda. Siempre llega un punto en el que su significado se difumina tanto que pasa a asociarse a los “vendehumos”.
Es un proceso natural, por así decirlo. La cuestión es que debemos tener esto en cuenta a la hora de hablar de esta disciplina.

Tras una rápida búsqueda en Google del término «legal design» vemos que hay cientos de páginas explicando «que es», «los 5 pasos de la metodología» y muy pocos ejemplos prácticos. Tan pocos, que parece un concepto vacío de contenido. Y nada más lejos de la realidad.

Tenemos una comunidad rica y variada, que cada vez lanza más productos y contratos amigables. Profesionales cuyos ejemplos prácticos me encantaría ver en esos resultados de búsqueda la próxima vez que la realice.

Porque el movimiento se demuestra andando y si no podemos mostrar nuestra forma de aplicar el legal design es que no tenemos mucha voluntad de implementarlo.
En líneas generales, hemos de tener claro que jamás debemos vender algo que no vamos a poder dar. Esto nunca acaba bien y genera mala imagen.

“Quería usar el Legal Design para atraer clientes, no para implementarlo”

Esta frase es real.

Mientras me tomaba un café con una chica que me había contactado por unos dibujos que hice en lawandtrends, me dijo que quería que le contase un poco sobre lo de legal design, que había leído varios artículos pero que creía que no hacía falta usarlo.

“Sinceramente lo quiero como gancho, ya sabes, como publicidad”

Error 404: Legal Design Not found

 

Crítica 2 : Usar la metodología como finalidad y no como principio.

Es diferente utilizar el Legal Design como herramienta para mejorar e innovar que utilizarlo “porque si”.

No son pocas veces las que alguien me dice “Mare, enséñame eso del Legal design”.

Y claro que te lo enseño, pero antes has de responderme unas preguntas:

  • ¿Para qué lo quieres?
  • ¿Necesitas innovar?
  • ¿Has detectado que algo no funciona como te gustaría en tu metodología de trabajo?
  • ¿Te has cansado de hacer siempre lo mismo y buscas cosas nuevas?
  • ¿Quieres incluir la creatividad en tus procesos de trabajo?

Ya sabes que lo mío es preguntar, tanto por curiosidad como para saber qué lleva a unamás se repetía y que nunca dejará de sorprenderme es “por practicarlo, porque suena bien”.
El fin último de estas personas era, simplemente, poder decir que lo practicaban. Y esto no lo digo yo, me lo respondían ellos mismos.

Sin embargo, es necesario recordar que el Design thinking es una herramienta para establecer un punto de partida que facilita la innovación y creación de ideas, no una etiqueta para tratar de dar una impresión que no se respalda con hechos.

 

Crítica 3: No conocer las bases del diseño.

La primera vez que hablé con mis compañeros diseñadores sobre el legal Design pusieron el grito en el cielo.

“¡Intrusismo profesional!”, “¡Madre mía, pero si no tenéis ni p**a idea”.

El problema con el que se encuentran los diseñadores es que el design thinking supone una democratización más del diseño que “desprestigia” el valor de la profesión. Para que se entienda, la profesión de diseñador y de abogado se enfrentan a tópicos muy similares:

  • Tengo un primo que sabe
  • ¿Por qué me cobras tanto si te va a llevar 5 minutos?
  • Esto es muy caro para algo tan simple

En esencia el problema típico al que se enfrentan ambas profesiones es que el público general no sabe valorar lo mucho que cuesta ser diseñador o ser abogado.
A esto le sumamos que bajo el concepto de design thinking “cualquiera” puede ser diseñador si lo práctica y, de esta forma, cualquier persona sin un mínimo de interés o contacto con las artes en su vida se siente capaz de llamarse diseñador.

Pero ser diseñador va mucho más allá de seguir los 5 pasos, rellenar canvas o usar post it. Siempre que puedas contar con un diseñador que forme parte de tu equipo, ahorrarás tiempo y tendrás mejores resultados.

Por mi parte, puedo decir con orgullo que en AKME somos abogados y diseñadores. Nuestro equipo cuenta con una licenciada en bellas artes, un diseñador gráfico y un diseñador de producto para otros proyectos.

Y por si no lo sabías, el Legal Design también puede ayudarte a disminuir la rotación de personal, atraer y retener talento en tu empresa. Un factor muy importante para ser rentables y trabajar rodeado de profesionales felices.

 

crítica legal design thinking

 

Entonces, ¿qué quiero decir con esta crítica al Legal Design?

Lo que busco resaltar es la necesidad de valorar el trabajo de los diseñadores como se merecen, porque han trabajado mucho y muy duro para especializarse. Lo mínimo es que, si queremos usar esta disciplina, tengamos a un diseñador de confianza para que sea miembro de nuestro equipo.

Hay maneras de poder llegar a un correcto equilibrio entre la democratización del diseño y el trabajo efectivo de los diseñadores.

Como puedes ver al final la crítica al legal design se concentra en ciertos comportamientos de ciertos individuos que suponen la personificación de la frase de «no se puede tener nada bonito».

El trabajo que podemos hacer con el Legal Design es enorme, pero para ello hay que mancharse mucho las manos, trabajar mucho y no parar de probar nuevas soluciones.

 

Preguntas sobre legal design

No es lo mismo pensar lo que le conviene al cliente que pensar en lo que el cliente necesita y quiere comprar.

La experiencia con la abogacía es muy compleja porque suele haber muchas emociones entre medias, lo que muchas veces nos deja en la posición de actuar como una especie de soporte emocional.

¿Cómo podemos ofrecer nuestros servicios de forma más amigable?, ¿podríamos mejorarlos?

Eso es Legal design thinking y aquí vamos a resolver las cuestiones que nos surgen a todos cuando nos encontramos con esta metodología, para que sepas todo lo necesario sobre ella.

¿Qué es legal design thinking?

El Legal Design Thinking es una metodología que aplica los principios del diseño centrado en las personas al ámbito legal. Su objetivo es hacer que los servicios, documentos y procesos jurídicos sean más claros, accesibles y útiles para los usuarios. Combina derecho, diseño y tecnología para innovar en la forma en que se comunican y prestan los servicios legales. Esto es aplicable al diseño de informes, procesos, customer journey y todo lo que te puedas imaginar.

¿Qué haces exactamente como legal designer?

Lo que se hace es observar lo que hay, detectar si hay un problema y buscar cómo mejorarlo.
Esa es la respuesta corta, la larga es: preguntar, cuestionar, averiguar, investigar, observar, analizar, idear, testar, charlar, compartir y vuelta a empezar.

¿Qué cualidades necesitas como legal designer?

Lo imprescindible es contar con una mentalidad abierta a la autocrítica y a la mejora constante. Pero no seré yo la que te diga cómo debes ser para aplicar el legal design a tu trabajo. Así que, en resumen, si sientes la llamada, tírate a la piscina. Lo peor que puede pasar es que te diviertas.

¿Qué libros de legal design me recomendarías?

Todo lo que sé es por aplicación práctica de los 5 pasos del legal design. Son lo suficientemente amplios para que puedas rellenarlos con todas las herramientas, técnicas y posibilidades que se te ocurran.
Por ejemplo, uno de mis amigos se dedica al legal design, aunque viene de otra rama. Nuestras conversaciones van sobre cualquier cosa que nos parezca guay o curiosa, porque puedes aprender de todas las ramas del conocimiento y de todas las personas.
Mejor usar los conocimientos de manera transversal.
Si te parece que leer sobre matemáticas te puede ayudar, pues matemáticas, si te parece que música, pues música. Tengo una conocida que analiza el design thinking desde la arquitectura.
En resumen: no te pongas límites, estudia de todo y saca ideas.

 

legal design thinking ideas

 

¿Una persona que se dedique al legal design?

Para mi es imposible quedarme sólo con una, así que os voy a mencionar a algunos de mis referentes en esta disciplina:
Laura Fauquer, ganadora del premio European tech women award 2020, sabe muchísimo de legal design thinking y aprendí con ella la metodología por allá en 2018.
Sara Molina es una de las mejores personas que conozco y además sus preguntas son fantásticas. Ahora está en Deloitte ¡qué suerte tienen en el despacho al contar con una persona tan especial!
Pablo Fernández Burgueño está coqueteando con la metodología, por todo el tema de New Law de PwC, yo lo tendría fichado.
En ámbito internacional:
Steffania Passera hace un trabajo magnífico y además es imperativo conocerla.
Anna Posthumus me encanta y me gustan mucho sus diseños, me parece super amable y siempre se agradece conocer a personas amables.
Antti Innanen de Dot legal es una pasada, punto.

¿Un curso de legal design thinking?

Estamos non stop con este proyecto, pero como cualquier plan que se precie, siempre surgen cosas que provocan retrasos.
Si todo sale bien, pronto tendremos un curso de Legal Design Thinking, para TODOS en todos lados y en castellano en el que te contaré muchísimos truquitos, ejemplos y mil cosas más.

Mi amiga Bárbara de Nolegaltech suele decirme que “mejor hecho que perfecto”, pero como le digo a este otro amigo que menciono de cuando en cuando: “lo quiero todo, lo quiero hecho y perfecto”.
Aunque eso implique que a veces me lleve un poco más de tiempo.

El bonus track: ¿Cómo preguntar para obtener las respuestas que buscas?

Mi buzón de mensajes está lleno. La cosa es que muchos de ellos son muy amables y otros, simplemente, no.
Es más, llegan a tener una cierta falta de netiquette o incluso percibirse muy incómodos.
Entiéndeme, no me gusta mucho lo de “quiero que me expliques” cuando no te conozco de nada y como si esto fuera la ventanilla de tu Ayuntamiento.
Internet te da la oportunidad de hablar con cualquier persona en cualquier momento, pero no quiere decir que nos conozcamos, seamos amigos u olvidemos que hay alguien detrás de la pantalla.
Sé que no lo hacen con mala intención (o eso espero) así que, como de todo se puede aprender, aquí unas recomendaciones (no solicitadas) sobre cómo preguntarle algo a un desconocido:

  • Preséntate.
    Muchos mensajes me dicen “hola” y a continuación pasan directamente a la pregunta. No sé como nadie podrá ayudarte si no les aportas un mínimo de contexto.
  • Establece una conexión.
    Hay personas que me dicen “Hola, ¿Qué tengo que estudiar para hacer legal design? Un saludo»
    A todos nos gusta que nos digan de qué nos conocen o por qué entienden que nuestros conocimientos pueden serles útiles. Yo lo usaría para establecer una conversación más natural.
  • Haz la pregunta.
    Y cuanto más específica sea, mejor.
    Un compañero me recomendó pasar una factura porque eso es una consulta.
    Piensa que la persona a la que le preguntas se dedica laboralmente a ello, o que tiene el tiempo limitado.
  • Da las gracias.
    No está de más dar las gracias de antemano por el tiempo de otras personas.
  • Responde a la respuesta.
    Alguna vez ha pasado que escribo un mensaje enorme y nunca contestan de vuelta. Es un poco feo eso.
    Y como apreciación personal, agradezco mucho mensajes como el último de un compañero que, sabiendo que tardaría, me escribió: “No quiero pasar ni un segundo más sin darte las gracias por este mensaje, lo leeré con calma y te comento luego”.
    Eso llega directo al corazón.

Y recuerda que si no puedes esperar a que vayamos publicando poco a poco nuestras herramientas favoritas, AKME realiza formaciones a equipos de trabajo en design thinking o como facilitadores en proyectos. Envíanos un email a hola@akme.es y te contamos más.

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Marelisa Blanco

CEO de AKME Legal S.L

Soy Marelisa Blanco, fundadora de Akme Legal, abogada especializada en derechos de autor y tu compañera de aventuras en la industria creativa